Cuando se visita Andalucía por primera vez, llama poderosamente la atención que los pueblos de interior suelen ser todos blancos. La «ruta de los pueblos blancos» es de sobra conocida a nivel nacional, atrayendo a numerosos turistas que quedan maravillados por lo curioso es que todas las casas estén pintadas de blanco.
El color blanco de estos pueblos tiene una lógica: reflejar al máximo el sol para que calienten la casa lo mínimo posible. Esta solución rudimentaria ha servido a lo largo de los siglos, pero con el aumento de la temperatura global estas soluciones, y las de aire acondicionado, ya no van a valer y esto es algo que los científicos saben.
Gracias a la búsqueda de soluciones, los científicos han estado intentando desarrollar un material con «enfriamiento radiativo diurno pasivo», es decir, una superficie que pueda enfriarse mientras refleja la luz del sol. Para ello, este tipo de superficies deben reflejar de manera muy alta la luz solar y también tener una alta frecuencia de dispersión del calor.
Y aunque hay muchos investigadores que lo han intentado, no ha sido hasta que un equipo de la Universidad de Columbia consiguieron desarrollar un recubrimiento PCDR exterior de alto rendimiento. Se trata de un polímero poroso que dispersa y refleja la luz solar debido a las diferencias en el índice de refracción entre los huecos de aire y el polímero circundante.
Las pruebas que han realizado muestran que el polímero consigue rebajar 6 grados en el desierto cálido y árido de Arizona y 3 grados en el ambiente húmedo y tropical de Bangladesh.